Después de 24hrs en la ciudad de Los Angeles descubrí dos cosas: por un lado entendí que en esta ciudad todos son mexicanos... es mas necesario el español que el inglés. Por otro lado, descubrí que me había quedado sin yerba para mi mate.
Decidí que ese sería mi plan, caminar por la ciudad en busca de yerba. Venía de recorrer Mexico y me sentí muy a gusto en Los Angeles, hablando con latinos, recorriendo mercados aztecoides enquistados en una metropoli imperial venida a menos.
En el mercado de la avenida Main, en el mero centro, sólo encontré yerba a 9 dolares los 100 gramos porque se vendía para infusiones medicinales y no para tomar en grandes cantidades como estamos acostumbrados los argentinos. Allí me dijeron que había otro mercado de barrio, pero del barrio centroamericano de Los Angeles: ahí encontraría de todo lo que se consume de Guatemala para abajo. La dirección era en la esquina de Pico y Alvarado: hacia allí me dirigí.
No estaba cerca. Tuve que cruzar toda la ciudad, a pie, caminando por lo menos 100 cuadras hasta llegar. Pasé por el Fashion District, un barrio entero dedicado a vender ropa de todo tipo y origen: desde la mejor tendencia en diseño hasta la ropa de origen chino ultraeconómica.
Poco a poco las calles se fueron ensombreciendo y las gentes se fueron achicando, volviendo mas pigmeos... ya estaba en zona centroamericana: salvadoreños, guatemaltecos, hondureños... una masa hormiga de trabajadores marrones en tierras anglosajonas. Encontré el supermercado que debía tener mi yerba. Había también aguardiente colombiano, platanos fritos ecuatorianos, hormigas negras saladas venezolanas... y una hermosa hilera de yerbas Cruz de Malta... encontré lo que buscaba, y conocí un poco mas de la ciudad.
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